¿Qué significa design thinking? ¿Cuáles son sus etapas?
La primera información que debe quedar clara es que el design thinking no es una metodología, sino una aproximación. Esto porque, cuando pensamos en el método, hemos creado la expectativa de tener en las manos una fórmula matemática que se aplica indistintamente en cualquier situación. No es el caso.
Design thinking es un enfoque que busca la solución de problemas de forma colectiva y colaborativa, en una perspectiva de máxima empatía con sus stakeholders (interesados): las personas se colocan en el centro de desarrollo del producto – no sólo el consumidor final, sino todos los involucrados en la idea (trabajos en equipos multidisciplinarios son comunes en este concepto).
El proceso consiste en tratar de asignar y combinar la experiencia cultural, la visión del mundo y los procesos que se insertan en la vida de los individuos, con el fin de obtener una visión más completa en la solución de problemas y, de esta forma, identificar las barreras y generar alternativas viables. No parte de premisas matemáticas, parte del análisis de las necesidades reales de su consumo; se trata de un enfoque preponderantemente «humano» y que puede ser utilizado en cualquier área de negocio.
La razón de su existencia es la satisfacción del cliente (interno o externo), que sólo puede ser alcanzada cuando se conoce en profundidad sus necesidades, deseos y percepciones del mundo.
Las etapas del design thinking, pueden, en general, resumirse en los siguientes pasos:
1 – Identificar dónde encontrar oportunidades de innovación
Saber dónde encontrar los caminos para innovar implica conocerse a sí mismo y al entorno externo. Conocer sus puntos fuertes, las debilidades de la competencia, las condiciones macroeconómicas, etc. Análisis DAFO, benchmarking, estudios de mercado y reuniones multidisciplinares te conducirán a las respuestas de este punto.
2 – Descubrir la oportunidad de innovación
Como consecuencia directa del punto anterior, aquí, encuestas cualitativas y trabajo con soluciones de Big Social Fecha pueden indicar, mucho más allá del sector, el cual es, de hecho, la oportunidad que el mercado dibuja para el negocio.
3 – Desarrollar la oportunidad de innovación (producto o servicio)
El design thinking comienza a tomar cuerpo en esta etapa. Aquí, vamos a desarrollar el producto o servicio partiendo, no de suposiciones o análisis frías estadísticas (algo común en el mercado), sino a partir de las necesidades y la percepción de valor del cliente. En esta etapa, podemos echar mano del Proceso Heurístico para descubrir el diagnóstico y el Proceso Creativo para generar las posibilidades de los productos.
4 – Poner a prueba las ideas — prototipos
Un MVP – Minimum Viable Product es una hermosa pista de lo que se puede hacer en este paso. Para quien no sabe, MVP (muy utilizado en startups) es la versión más simple de un producto, que puede ser lanzada en período de pruebas, para comprobar, sin grandes gastos, si tu idea realmente alcanza las necesidades de tu consumidor final.
5 – Implementar la solución
Después de las pruebas con respuestas positivas acerca de su producto, ya está listo para ser lanzado «a los leones». Es importante entender que el proceso de desarrollo del producto es continuo e incremental, es decir, su idea va a ser mejorada permanente a través de un proceso de coparticipación entre todos sus stakeholders (clientes, proveedores, colaboradores internos, etc.).